martes, 2 de septiembre de 2008

Tindaya se resuelve [José Vicente González Bethencourt]

Tindaya es como un gigante cansado que sufre largas etapas de aletargamiento y otras en que se despierta y revuelve bruscamente, dispuesto a devorar políticos. Como montaña es una auténtica maravilla, y como tal, siempre que he podido visitar Fuerteventura he procurado verla y contemplarla plácidamente. Tindaya tiene encanto y misterio como monumento natural, y morbo como arma política. Y si no fuera tan pesada seguro que para solventar viejas cuestiones se utilizaría como mortal bomba arrojadiza. Ahora, una vez más, el revuelto escenario político majorero tiene como epicentro Tindaya, sin ésta quererlo, por iniciativa del señor González Arroyo, que fuera alcalde de La Oliva y al que cariñosamente se le conoce en la isla de Fuerteventura por unos como el marqués de La Oliva y por otros por el marqués de las Dunas de Corralejo, éstas, por cierto, una belleza venida a menos por la acción devoradora de los humanos. Domingo González Arroyo ya no es militante del PP porque el presidente de dicho partido, el señor Soria, está, al parecer, muy enfadado con él por liarla como concejal organizando mociones de censura sin su permiso.

Y en respuesta a Soria, González Arroyo, que tiene la obligación como ex alcalde de conocer todo lo que tiene que ver con una montaña, Tindaya, perteneciente al municipio que gobernó, La Oliva, envía mensajes al vicepresidente canario y consejero de Economía y Hacienda, responsable último, en la actualidad, de las autorizaciones económicas que el Gobierno de Canarias pueda decidir por los trámites relacionados con actuaciones en las entrañas y extrañas de Tindaya. Y mientras tanto, militantes expulsados del PP en Fuerteventura, cual gigante Tindaya, también se revuelven inquietos y algo molestos, nada contentos con los motivos y el procedimiento de expulsión, y preparan querellas contra su ex presidente regional porque alegan que una vez convocado un Congreso ya no se puede expulsar a nadie. Cuestiones internas en las que no entro, que como las de todo partido debemos respetar pero no ignorar.

No es la primera vez que el gigante Tindaya se revuelve contra José Manuel Soria y otros políticos; baste recordar que en el verano del 2000 una investigación parlamentaria canaria ponía a prueba el pacto de gobierno CC-PP. Han pasado ocho veranos y de nuevo el abrupto despertar de Tindaya nos recuerda que sigue siendo una misteriosa montaña que ni el archivo judicial logra mantener definitivamente dormida, que le está produciendo fuertes dolores de cabeza a la hacienda que pagamos entre todos los canarios, y costándole muchísimos euros al Gobierno de Canarias. Cosillas de andar por casa de la política canaria.

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