El costoso «escándalo» de Tindaya [Canarias7]
De Tindaya se supone que se iba a sacar una montaña de visitantes interesados en conocer el sueño escultórico-arquitectónico del tristemente desaparecido Eduardo Chillida. De Tindaya también se suponía que se iba a extraer una montaña de piedra de gran calidad y alto valor en el mercado. De Tindaya hubo igualmente quien aventuró que iba a aflorar una montaña de irregularidades en el contrato original que terminaría con más de uno entre rejas. Todo eso y mucho más nos contaron de Tindaya; sin embargo, a fecha de hoy, lo único claro es que tenemos una montaña de fallos judiciales que arrinconan cada vez más a la Comunidad Autónoma y que dan a Canteras de Cabo Verde SA -esto es, a Rafael Bittini- no sólo el mango de la sartén del proyecto, sino la sartén en sí y hasta el aceite con que freír a los diferentes gobiernos que han tenido que ver con los trámites judiciales y a quienes, desde el ámbito público y político, defienden alegremente que hay que seguir adelante con el monumento sin reparar que con estos escollos jurídicos no hay manera de avanzar un centímetro.
Cada vez que asoma el nombre de Tindaya, recuerdo la escalofriante rueda de prensa del entonces consejero de Presidencia, Julio Bonis, afirmando que la montaña ocultaba «el mayor escándalo de la historia de la Comunidad Autónoma». Hasta que los tribunales terminen de hablar no se puede afirmar con rotundidad si Bonis tenía razón o no, pero hasta el momento lo único claro es que el escándalo se sitúa en una gestión ciertamente deficiente. Es más, si diésemos por buena la teoría que algunos han hecho correr al socaire del llamado caso Tebeto, habrá que concluir que en Tindaya a lo mejor Bonis, Becerra y compañía presentaron una ofensiva jurídica tan chapucera sólo para que Bittini ganase todas las batallas. Seguro que no fue así, pero es la única disculpa que pueden tener quienes tan convencidos estaban de las dimensiones del escándalo y de los nombres y apellidos de los escandalosos.
Ahora, tras el fallo del Tribunal Supremo cuyo contenido adelantó ayer en exclusiva este periódico, confío en que Bittini atraviese por un estado de paz espiritual y no le dé por buscarle las cosquillas a la Administración. Y es que a poco que se apunte a quisquilloso, no sólo puede anular muchas de las decisiones de la empresa Proyecto Monumental Montaña de Tindaya, sino plantear unas reclamaciones económicas que harán temblar los cimientos de la Hacienda autonómica. Si esto último ocurriera, ojalá las leyes fueran de otra forma y los pagos se le pudieran reclamar a los auténticos responsables de este desaguisado.
Cada vez que asoma el nombre de Tindaya, recuerdo la escalofriante rueda de prensa del entonces consejero de Presidencia, Julio Bonis, afirmando que la montaña ocultaba «el mayor escándalo de la historia de la Comunidad Autónoma». Hasta que los tribunales terminen de hablar no se puede afirmar con rotundidad si Bonis tenía razón o no, pero hasta el momento lo único claro es que el escándalo se sitúa en una gestión ciertamente deficiente. Es más, si diésemos por buena la teoría que algunos han hecho correr al socaire del llamado caso Tebeto, habrá que concluir que en Tindaya a lo mejor Bonis, Becerra y compañía presentaron una ofensiva jurídica tan chapucera sólo para que Bittini ganase todas las batallas. Seguro que no fue así, pero es la única disculpa que pueden tener quienes tan convencidos estaban de las dimensiones del escándalo y de los nombres y apellidos de los escandalosos.
Ahora, tras el fallo del Tribunal Supremo cuyo contenido adelantó ayer en exclusiva este periódico, confío en que Bittini atraviese por un estado de paz espiritual y no le dé por buscarle las cosquillas a la Administración. Y es que a poco que se apunte a quisquilloso, no sólo puede anular muchas de las decisiones de la empresa Proyecto Monumental Montaña de Tindaya, sino plantear unas reclamaciones económicas que harán temblar los cimientos de la Hacienda autonómica. Si esto último ocurriera, ojalá las leyes fueran de otra forma y los pagos se le pudieran reclamar a los auténticos responsables de este desaguisado.
0 comentarios:
Publica tu comentario